(Trabajo hecho para Taller de Ensayo, 2005)
Ensayética
o instructivo para un estudiante desesperado
Si lo que se quiere- y debe en caso de que se esté respondiendo a cierto curso de alguna institución- es escribir un ensayo, lo primero que ha de hacerse es fijar un tema. Si es un ensayo dirigido, se espera que el tema se enmarque dentro de las instrucciones que le dieron (sea profesor, sea padre como forma de castigo[1] o compañero que cambia ideas im-propias por unas pocas monedas). Así, por ejemplo, ante esta necesidad absoluta y ya.no.más.postergable de escribir acerca de un tema para una entrega/lectura/evaluación universitaria, uno se ve en la necesidad de ceñirse a lo que le han pedido. Pero las soluciones a ciertas necesidades siempre han podido camuflarse. Una solución que no cumpla con un requisito puede pasar por la mejor de las soluciones a esa necesidad sin que nadie lo note. Si no, echemos un vistazo a las medidas políticas que se toman día tras día. A las respuestas que se dan en los bancos, y varias más que no deben insertarse aquí porque NO VAN AL CASO. Este es un punto importante. Que algo no vaya al caso, quiere realmente decir que “no va al caso”. Nada de buscarle el lado que “si va al caso” porque “no va al caso”es una frase unidimensional. Se tacha[2]. Retomando, lector/estudiante desesperado trabajando a última hora, lo que ha de hacerse en primer lugar -nuevamente para que no haya duda al respecto- es escoger un tema, en esta oportunidad literario. La pregunta es: ¿qué significa que sea un ensayo literario? La(s) respuesta(s) es(son): Llámese literario a la obra escrita o el autor, al género o estilo de su preferencia + Llámese ensayo a esto que estamos intentando hacer. Recomendaciones importantes antes de seguir adelante: Evite, por las razones prácticas que abajo se enuncian, escoger un tema demasiado visto[3].
EJEMPLO
Tema: Los instructivos para todo tipo de cosas de Julio Cortázar.
Una vez que se ha escogido el tema – por fin, diremos-, se escoge el tono. Lo más importante (exceptuando el tema, los argumentos, las ideas, la fecha y hora de entrega, etc.), es el tono. El tono que se relaciona directamente con el público al que se está dirigiendo. El tono que hará que su nota esté escrita en azul, o en rojo. El tono del que dependerá si toma el ramo el próximo semestre, si evalúa mal al profesor, si odia a cada uno de los que lo rodean durante un periodo de tiempo no especificado, y varias otras cosas que varían de acuerdo a la personalidad del individuo que pase por la mala experiencia de la elección de un tono inadecuado. Recomendaciones importantes antes de seguir adelante: Evite escoger un tono demasiado serio, porque solo terminan provocando bostezos y malas caras en el lector. No olvide que quien lee también gusta de diversión. Trate, si su sentido del humor se lo permite, y si siente que viene al caso, de hacer algo en un tono medianamente liviano, despreocupado. Irónico tal vez. El sarcasmo, bien aplicado y en la medida justa, nutre el alma y la mente[4].
EJEMPLO:
Tono: Un tono serio pero con toques de ironía. La seriedad se da por el lenguaje. La ironía, por el tema que se esté tratando, y por ciertas frases “bien ubicadas y construidas” que se diferencian levemente en su entonación del resto del texto.
Ahora viene la parte para la mayoría complicada. El tratamiento que se le dará al tema. Las hipótesis que se planteen. Acá se define lo que se pretende mostrar. El escritor ha de encender el interruptor de su intelecto, hasta ahora cubierto de polvo, y poner la maquinaria en funcionamiento. Si el engranaje es de buena calidad[5], no habrá problemas. Entonces, sin intentar salir corriendo, con la cabeza en alto y el orgullo intacto[6]: hay que plantear una tesis. Hay que plantear un postulado, y escoger cautelosamente los argumentos que lo sostengan. Si un argumento falla, la obra cojea. Se ladea un poco. Si son dos, se derrumba, y caos total. Las lágrimas no ayudan a una nueva construcción, así es que para evitar hinchazón en la zona de los ojos, y humillaciones innecesarias, se recomienda, al llegar hasta aquí, apagar la televisión, dejar de pensar en la playa y l e e r ( h a c e r ) l e t r a p o r l e t r a y s i n d i s t r a e r s e l o q u e s i g u e:
1.-pensar en el tema escogido.
2.-cerrar los ojos.
3.-ponerse de pie de un salto.
4.-decir en voz alta la primera idea que se le venga a la mente. El primer sentimiento que surja respecto de su tema[7].
Luego de esto (aunque pueda parecerle un tanto ridículo), escriba esa idea. Con un tratamiento sintáctico, y dándole la mayor seriedad posible, ya tiene una tesis.
EJEMPLO:
Tesis: Todo merece incluir un instructivo. Los instructivos son necesarios para el buen funcionamiento de nuestras vidas.
Lo esencial ahora, es poder encontrar[8] los argumentos que mejor sostengan esa tesis o, en el peor de los casos, correr por pañuelos desechables y ensayar la escena que representará cuando llegue a la clase con sus manos vacías. Se recomienda recurrir a diversos tipos de argumentos. Es suficiente con uno o dos argumentos por autoridad, para otorgarle seriedad. El diccionario de la Real Academia es una buena opción. También debería incluir uno por asociación o comparación. Cuando cuente con al menos tres argumentos, procure encontrar la mejor forma posible de ilustrarlos e hilarlos. No se quede en la anunciación de sus argumentos. Es necesario profundizar en ellos para hacer una entrega que supere, al menos, las dos páginas tamaño carta a espacio quíntuplo. Se recomienda la ejemplificación de los mismos con imágenes cotidianas, expresiones conocidas y referencias a personalidades y acontecimientos actuales. Recomendaciones importantes antes de seguir adelante: Evite los argumentos demasiado rebuscados. Normalmente son catalogados por el lector como mero “chamullo”, o a veces, no alcanzan a ser comprendidos.
EJEMPLO:
Argumento 1: Así como el hombre inventó el reproductor de mp3, el insecticida en aerosol, o el género ensayístico, también inventó las escaleras[9].
Argumento 2: Según el diccionario de la Real Academia Española, instructivo se refiere a aquello “que instruye o sirve para instruir”, e instruir, a su vez, corresponde a “enseñar, adoctrinar”, o “comunicar sistemáticamente ideas, conocimientos o doctrinas.”, etc.
Argumento 3: El ser humano se desenvuelve en sus primeros meses de vida (y en estado natural) por el instinto, guiado por las necesidades, el que es reemplazado a medida que se avanza en edad, por la imitación, y luego, el raciocinio.
Una vez que se cuenta con argumentos necesarios, debe hacerse la conexión entre ellos. Así, y basándonos en los ejemplos anteriormente expuestos, podemos decir que ningún hombre crece en el útero materno junto con un insecticida, un reproductor de mp3 o una escalera. Ninguna criatura además, muere por falta de insecticida, de un reproductor de mp3 o de una escalera, por lo que, ante ausencia de necesidad, ausencia de instinto respecto a la utilización de los objetos. Es por eso que quien inventa, debe valerse de las otras etapas del aprendizaje humano, y ha de enseñarlas para la buena utilización de su invento. Todo invento tiene igual valor. Todo invento es una creación artificial, vale decir, ajena a la naturaleza del hombre (no-instintiva) y, en vista de lo mismo, ha de enseñarse su correcto uso mediante un mecanismo eficiente y especialmente creado con esa función: el instructivo.
Pasamos ahora a la mejor parte de todo ensayo[10]: la conclusión. Demás está decir que la conclusión debe ser acorde a la tesis y a los argumentos que se han utilizado. Debemos ver todo el ensayo como el procedimiento que hace creíbles nuestras frases finales. Debemos ver el ensayo en función de lo que expresemos en el párrafo final. La conclusión es lo que quisimos decir desde la primera línea, pero que por exigencias del género (o por creencia popular) se ha ido postergando en el espacio y en el tiempo, y se rescata en última instancia, para coronar el proceso. Para hacer que el lector diga: “valió la pena tanto preámbulo”. Sea cuidadoso a la hora de crear la conclusión. Se valoran aquellas en las que se deja ver el autor, en las que se notan ideas propias y únicas. Es importante la apreciación personal respecto al tema. Se recomienda la utilización de un “creo” o alguna palabra que evidencie subjetividad. No se apresure. El gusto con el que queda el lector depende en un ochenta por ciento de las frases finales. A veces es bueno cerrar con una pregunta, que estimule la reflexión en el otro. La conclusión ha de demostrar su seguridad respecto del tema. Jamás dude de lo que dice. Su palabra, bien argumentada, no puede ser destruida. Pero no cometa errores. No gire mil veces sobre la misma idea. No se sienta presionado, o todo su trabajo se irá a la basura. TODO. Recomendaciones importantes antes de seguir adelante[11]: Evite escribir de una forma muy subjetiva[12]. Los excesos molestan, y más de un “yo creo” le otorgan a su ensayo, y sobre todo a su persona, un tono infantil que en ningún caso es beneficioso. Jamás cierre un ensayo con la frase: “me gustó mucho hacer este trabajo porque…”. Jamás escriba en su vida un “me gustó mucho hacer este trabajo”, ni nada por el estilo, a menos que se trate de su diario de vida.
EJEMPLO:
Conclusión: Si Cortázar lo hizo, ¿por qué yo no?
[1] El padre castigador es en sí mismo la más aterradora de las instituciones.
[2] El tachado forma parte de un arrebato. Como lo que se está haciendo es registrar los pasos a seguir a la hora de hacer un ensayo, es necesario considerar los errores. En condiciones normales habría bastado con apretar “supr”, y nadie se habría enterado de la existencia de una frase en ese lugar específico. Pero obviar los errores, en este caso, “no va al caso”.
[3] Demasiado se ha leído ya acerca de demasiados autores y demasiadas obras. Demasiadas ideas demasiadas veces pensadas y dichas. Demasiadas posibilidades de que el lector sea un erudito en el tema. Demasiado riesgo de cometer errores, y más aún, de que esos errores se noten. Demasiadas posibilidades de una nota demasiado mala para tanto empeño (el empeño nunca es demasiado).
[4] Yo, autora, me tomo la libertad de expresar mi opinión respecto al sarcasmo y sus beneficios en este punto. Mis disculpas si importuno al lector con mi intromisión. De ser así, puede detener su lectura. Pero creo en el sarcasmo. Las intromisiones en los escritos dependen también del tono escogido. Y mi tono, las acepta.
[5] No depende más que de los genes de Mamá y Papá. Aquellos que se sientan en desventaja al respecto, que no se martiricen. Por el momento, no hay nada más que hacer que esperar a que los beneficiados genéticamente hagan uso de su inteligencia y creen pastillitas de CI a bajo costo.
[6] A pesar de lo desgastado que deba estar el orgullo como para asumirse incapaz y leer un instructivo que te guíe en cada uno de los pasos a seguir, me atrevo a llamarle a esos restos de autoestima, orgullo.
[7] Demás está decir que un “ay, me pegué en la cabeza”, un “no puedo pararme porque se me durmió el pie” o un “---------------”* y sus derivados, no serán acepados como tesis. En ese caso, debe repetirse el procedimiento.
* silencio. Vendría a ser equivalente a un vacío mental.
[8] Nótese. Dije encontrar y no INVENTAR, para aquellos que gusten del camino fácil.
[9] Alusión directa al “Instructivo para subir escaleras”, de Julio Cortázar.
[10] Nuevamente se trata de una apreciación personal. No hay nada como llegar a la conclusión nada como acercarse al punto final.
[11] O de poner el punto final.
[12] No se trata de una contradicción. Es solo una forma de evitar que los consejos sean tomados de forma exagerada.
domingo, 7 de octubre de 2007
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Los trabajos que he hecho para la universidad... para que no se pierdan en un cajón...
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